sábado, 25 de febrero de 2012

Un desastre sin responsables (hasta ahora).

La semana que dejamos atrás quedará en la memoria de muchos y en el corazón de gran cantidad de familias que se vieron privadas para siempre de la compañía de sus seres queridos. Los 51 fallecidos y más de 700 heridos, según fuentes periodísticas y último datos, por el accidente de la formación ferroviaria, son víctimas de un sistema perverso que falló en su auto-regulación, al observarse en los hechos claras falencias respecto de las posibles prevenciones; un sistema con escasas o nulas respuestas concretas que permitan creer en las instituciones de control afines y en la dirección de empresas privadas similares.

Que un motorman o conductor de la formación haya expresado que en más de una estación los frenos se encontraban con problemas e igualmente se le haya indicado seguir; que solamente una persona, ese chofer, pueda decidir sobre la vida de cientos de pasajeros, y otro individuo, su jefe o quien fuere, descarte el desastre como opción posible por esa falla; que los resultados de revisiones de ese transporte hayan aportado, en años recientes, suficiente evidencia de la necesaria re-inversión en el sistema de trenes de la ciudad de Bs As; que los datos de esas auditorías sólo sirvan para sumar más indignación al momento; que funcionarios de esa provincia y de la Nación, y empleados de la empresa TBA, sólo actúen ahora con acusaciones cruzadas; que tantas expresiones se vuelquen horas después, parecen ser mera burla, vacías salidas del paso, sin aportar tranquilidad en quienes miramos azorados lo que sucedió y ocurre en nuestro país.


La reacción y la coordinación, rápidas y correctas, del SAME, salvaron muchas vidas, evitando el crecimiento del doloroso número de muertos; otros sistemas de salud provinciales podrán imitar ese accionar ante circunstancias trágicas parecidas; bomberos de otras localidades agotarán ahora todas las instancias viables antes de terminar con el operativo de búsqueda de víctimas fatales en el lugar de los hechos. Hospitales y clínicas, públicos y privados, de la C.A.B.A. y del resto del país, deberán "pulir" sus procedimientos ante situaciónes similares, para que NO suceda que madres, padres, esposos, hijos, busquen a sus familiares deambulando desesperados por cada nosocomio. Y los medios de comunicación colaborarán -espero-, en la generación de espacios que permitan abrir debates serios acerca del sistema de transporte en nuestras ciudades, con objeto de hallar respuestas, propuestas y políticas para que este triste y grave episodio jamás se reitere.

"Que se vayan todos", gritaban en la estación de Once los manifestantes, o gran parte de éstos, re-creando una sensación dura en la mente de quienes, como yo, sostenemos que NO se deben ir todos sino quedarse para responsabilizarse por sus decisiones y por sus errores.

Si este hecho lamentable es el punto cúlmine de una política de privatizaciones desastroza desde todo punto de vista, y si esta gestión de gobierno poco o nada ha hecho al respecto, según se expresa desde diferentes sitios, es momento de que den un paso al costado quienes sí han tenido responsabilidad en permitir que estos trenes sigan circulando y las formaciones con problemas continúen con su andar (puesto que detener un tren implica una pérdida de tiempo y dinero que no se toleró...).

Quedaré, en lo personal, aguardando que la justicia dé pruebas de su existencia en este caso. A la distancia, mi humilde pesar a la familia de uno de tantos fallecidos que sólo pretendían llegar a destino para ir a trabajar, y que fuera parte de nuestro deseo colectivo porque apareciera con vida y una sonrisa surgiera en medio de tanto dolor: a la familia de Lucas Menghini Rey nuestro acompañamiento respetuoso en tan triste momento...

JFM.-



sábado, 18 de febrero de 2012

Cuando ceder puede ser la clave.

Miles de ciudadanos (niños, jóvenes, adultos y ancianos), componen los grupos de pobladores en localidades de La Rioja y Catamarca, principalmente, que luchan y se defienden de los bastonazos de policías, por una lucha que interpretan como de vida o muerte; una lucha que pretende, en principio y a mi humilde entender, buscar que los discursos oficiales consideren sus reclamos y se escuchen sus posiciones.

A la distancia, a cientos de kilómetros, me encuentro en la ciudad de Mendoza, preguntándome si esta comodidad personal redunda en beneficios para esa lucha o si mis palabras podrán repercutir en el cambio de decisiones respecto de las políticas que se están por tomar ante la "cuestión minera". Y me auto-respondo que NO, que este canal de comunicación meramente alcanza a algunos pocos, a los ojos de mi esposa, claro, mi fiel seguidora, a la mirada rápida de pocos amigos y conocidos, y a la lectura veloz de algún internauta perdido, pero no mucho más allá.

Y aunque esa escasa o nula fama mía frustre mis deseos reprimidos por trascender en las esfera pública con mis pensamientos, sigo insistiendo. Intento avanzar en la búsqueda de la palabra personal y en la expresión de otros, para que la mirada de nuestra realidad pase menos por las noticias enlatadas y construidas por los grandes medios de comunicación, y más por la conformación de pequeñas realidades locales que se co-construyen con el aporte de decenas de personas en la redes sociales, sin censura previa o auto-censura. 

En este sentido, el título de mi entrada en este blog, apunta a preguntarme si la posible solución del conflicto minero en numerosas localidades de nuestro país, pase por ceder y abandonar la lucha en puntuales sitios geográficos, con tal de que podamos constatar luego los beneficios prometidos, producto de los impuestos devenidos de las retenciones a la exportación y la re-distribución de la riqueza, también en la creación de escuelas y avances en la calidad de vida de los pueblos luchadores.

Así, en pocos años, podríamos haber perdido cerros, ríos y llanos, renombrando por ello algunas zonas, re-bautizándolas entonces como: "Ex cerro San Jorge", aquí en Mendoza, en Uspallata. Colocando nueva cartelería a la vera de los caminos, que señalen: "Aquí se encontraba el cerro Famatina", o "Sr. turista, el pueblo de Andalgalá fue trasladado a (...) kilómetros para su seguridad y conservación".

Ceder tierras, lugares preciosos, ríos de montaña, dejando morir fauna y flora típica de la zona, para observar claramente cuáles son, en definitiva, los beneficios reales de la megaminería; ceder y abandonar la lucha, sin cuestionar esos proyectos, para que podamos notar cómo ciertos espacios de nuestra geografía se pierden por siempre para su habitabilidad y productividad agrícola-ganadera, u otra explotación ambientalmente sustentable. 

Claro que el título es irónico; obviamente que apunto con tal presentación de la entrada a fomentar la lucha por la claridad de las políticas; es casi un hecho que hubiera deseado escuchar a nuestra presidenta, Cristina Fernández, manifestar su pena por los pobladores abatidos; es real que quisiera contar con menos mendocinos prejuiciosos en sus formas de juzgar las luchas ajenas, y muchísimo más cuando son locales, y tildar menos de vagos a quienes dan parte de su tiempo libre a la movilización por la libre expresión de una manera de sentir y pensar.

La megaminería existe en nuestro país, con consecuencias aún confusas, dada le limitada cobertura que se brinda al tema desde las ENORMES posibilidades de comunicación que posee este gobierno; la super-explotación sin control tiene un impacto gravísimo sobre las poblaciones, dejando luego desechos tóxicos y espacios desiertos, tal vez más inhóspitos que al momento llegar con las máquinas. Es por eso que nuestras autoridades nos deben un debate serio; los funcionarios del área DEBEN al pueblo toda la información posible, en textos, en estudios científicos avalados por universidades públicas, en imágenes y videos, en visitas de ambientalistas a minas activas y en desuso, al público voluntario que desee ser testigo de la intervención del Estado en la regulación de la actividad.

Sres. funcionarios de Mendoza y de la Argentina actualmente en gestión: nos deben mayor transparencia en la gestión, para que podamos aceptar ceder parte de nuestra lucha ante evidencias concretas de políticas de prevención, control y recuperación de la actividad minera. Comiencen por ahí, con esa transparencia y tendrán a su disposición una población más dispuesta a re-tomar otras luchas por mayor equidad en la redistribución de la riqueza y calidad de vida.

JFM.-

martes, 7 de febrero de 2012

911, también por mensaje de texto.

Ha sido una muy buena medida -considero-, el adoptar el número de emergencia 911 para nuestro contexto provincial; más allá de ser una idea originada en otras latitudes, valoro el hecho de imitar las acciones positivas, para facilitar la vida de las personas, en este caso de aquellas que se hallan en situaciones de riesgo para sus vidas.

Ahora bien, me pregunto si los funcionarios del área de seguridad de Mendoza y especialistas del sistema TETRA, u otro similar, han pensado en la posibilidad de que el aviso de alerta emitido por una persona en riesgo pueda ser enviado vía mensaje de texto, atendiendo a situaciones extremas en que alzar la voz represente una decisión de vida o muerte para la víctima, o sólo hablar sea un impedimento físico del momento. 

Tal vez, al tipear esos tres dígitos (911), le sea devuelto automáticamente un "ok" desde el sistema, que requiera de una re-marcación por parte del usuario en riesgo, para que, de forma inmediata, comience a rastrearse el equipo móvil, y se envíe a la policía al lugar, descartando los falsos mensajes o errores en la marcación en la primera oportunidad.

Lo anterior, pensando en la dificultad que puede significar para una persona que, en medio de un pre-infarto, infarto, con quebraduras graves, o bien encerrado al resguardo de un robo en curso, pudiera enviar el mensaje, sin costo, claro, para ser asistido por una ambulancia o policías, según corresponda.

Si la posibilidad existe en la actualidad, mis disculpas por el desconocimiento; si no, es una idea más, otra para sumar a combatir la inseguridad.

JFM.-

Ideas propias y básicas para que otros/as imaginen mejor.

Camino a mi trabajo por la mañana en un día cualquiera (suena a La Portuaria, ¿no?)  y desde la ventanilla del micro, pude observar (una vez más), a un auto avanzando sobre la senda peatonal, aguardando -estimo-, el cambio de luces en el semáforo para seguir su camino; claro, poco preocupado el conductor de ese vehículo en que se cometía así una infracción de tránsito, puesto que esas "marcas" blancas en el asfalto, como todos sabemos, corresponden al espacio con el que cuenta un peatón para cruzar seguro la calle por la esquina.

Allí se me ocurrió algo que, seguramente, pasó por la cabeza de otro u otra alguna vez, y es la posibilidad de que se instauren, como una opción más de corrección, autos especialmente destacados en su exterior, es decir, en la pintura o con luces fácilmente observables, que, como medida oficial, tiendan a sancionar las conductas graves, y a advertir aquellas de menor envergadura o que revistan menor riesgo para la comunidad toda. De esa manera, el conductor del vehículo oficial, quizás guiado por inspector de la Dirección de Vías y Medios de Transporte de Mendoza, podrá acompañar el andar normal del tránsito y señalar a otros conductores sus errores o sugerir, en otros casos, un mejor desplazamiento.
Pero, pensé, además, en la necesidad de que el conductor cuente con ayuda, con la colaboración de un compañero, inspector o inspectora, que oriente el andar, que sugiera el movimiento o advertencia hacia otros. Por ejemplo, el vehículo oficial (que llamaré a los fines prácticos de esta lectura: "auto-guía"), se detendrá, como corresponde, antes de la senda peatonal y hará sonar su sirena cuando otro auto avance sobre la misma; en casos especiales, el auto-guía se parará en intersecciones de tránsito complejo o fluido, y observará el respeto de las luces del semáforo o carteles "pare" o "ceda el paso". 

Sin dudas, los funcionarios que conduzcan este vehículo podrán labrar actas de infracción, siendo esos montos los valores esablecidos oficialmente, pero también cargando imágenes (fotografías digitales y videos), que serán subidas semanalmente al sitio de esa repartición pública, para que los medios de comunicaciones puedan difundir y comentar aquellas acciones relevantes, sea por la dureza de la sanción, pero mejor por su valor educativo.

Considero que cinco vehículos, propulsados con GNC, podrían ser, inicialmente, incorporados a las calles de la ciudad de Mendoza durante el año en curso. 

Ahora bien, para sumar a esta idea, se me ocurrió que cada auto-guía , podrá ser transporte de dos personas comunes, es decir, civiles, que, sentados atrás, serán trasladados y preparados para rendir su curso de manejo o conducción, aceptando esas personas ser parte de la capacitación durante dos horas de una mañana, dos veces por semana, o bien por mes, según la necesidad de formación, edad y destino del carnet de conducir.

Así, creo que se formarán ciudadanos más responsables de las normas de tránsito, dentro y fuera del auto-guía, y observarán qué tipo de errores se cometen diariamente, y cómo se sancionan las conductas graves de otros conductores.

Simplemente, una idea para sumar, abierta a todas las críticas.

JFM.-