jueves, 5 de abril de 2012

Mi "ABC" para este momento del país.

Desde mi humilde posición de ciudadano que critica sólo por lo que ve, lee y escucha, me inclino por pensar que podríamos estar mejor como sociedad si avanzáramos de la siguiente manera:
  • "A" AFRONTANDO los índices reales de nuestra economía (empleo en negro e inflación) y aquellos inherentes a las enormes dificultades que se viven y sufren respecto de la (in) seguridad. Para ello requeriremos de información clara, completa y veraz; precisaremos de datos provenientes del INDEC, de ser necesario el aporte técnico, pero también de entidades no gubernamentales (universidades públicas y organizaciones serias con vasta experiencia en la temática). Asimismo, contaremos con un panorama amplio a través de ejemplos concretos y prácticos, como publicar trimestralmente en internet, sin mayores costos y con amplia difusión, los precios de determinados productos y servicios (de los alimentos de primera necesidad, de los medicamentos más consumidos y del transporte público de pasajeros, de corta, media y larga distancia). Finalmente, al considerar sitios con mayor incidencia del delito, podrán -y deberán- reforzarse con efectivos policiales aquellos espacios que dejaron de ser públicos y que, lamentablemten, pasaron a ser lugares de nulo tránsito de transeúntes.
  • "B" BAJANDO los índices que resultan HOY altamente preocupantes, es decir, reducir el empleo en negro y el elevado costo de la canasta familiar básica, por lo menos de los productos (alimentos y medicamentos) y servicios (transporte público) que se encuentran al alcance y uso cotidiano de la población, dando cuenta, primero, de los valores de los precios en los distintos segmentos de la cadena de comercialización y alentando, luego, el consumo en los lugares de producción, cuando fuera posible. La seguridad deberá combatirse con una mayor participación ciudadana, además de la obligada y consabida intervención de la fuerza pública; creo que una apuesta interesante podría ser la inclusión de efectivos policiales que actuaran "vestidos de civil" en sitios y horarios especiales, para advertir la presencia de delincuentes sin ser aquéllos vistos en primer lugar, claro. También, creo que las empresas de telefonía móvil debieran aplicar el formato de llamado y mensaje de texto gratuitos al 911.
  • "C" CONSENSUANDO nuestras expectativas y prioridades, intentando dejar a un costado el tono partidista de la discusión y focalizando el hecho de que las posibles "soluciones" surgen del debate y el consenso, y que el éxito de las medidas que se apliquen dependerá de los resultados en el corto y mediano plazo, con las correcciones que sea imprescindible considerar. Es relevante -creo-, que insistamos en que los funcionarios públicos son empleados de la comunidad democrática que los elige para desarrollar la voluntad de todos, y no meros ejecutores de la decisión de pocos
Como cierre, quiero señalar que nuestros funcionarios locales y nacionales deben prestarse al juego democrático, apelando a la transparencia de sus actos como fundamento de sus decisiones.

Señalar los aciertos y desaciertos de las políticas públicas son acciones necesarias para sostener y reforzar la institucionalidad, puesto que evitar la crítica o esconder los problemas (como se esconde la mugre debajo de la alfombra), es un craso error en quienes sienten que sus figuras son inobjetables e incuestionables. 

Participación ciudadana, para evitar que las mafias y los políticos mediocres se adueñen de nuestro complejo presente e incierto futuro.

JFM.-

martes, 3 de abril de 2012

Nuestro futuro (in) cierto.

       Se supone que las sugerencias o advertencias que provienen de nuestros amigos, deben ser escuchadas por nosotros, porque llegan para intentar ayudarnos; porque vienen desde el corazón; porque son desinteresadas; porque pretenden vernos bien o mejor; claro, esas recomendaciones surgen desde afuera, desde el punto de vista de quienes nos rodean y nos conocen o miran, o sea, parten de una apreciación subjetiva que puede -o no- encontrarse en sintonía fina con nuestro presente o pensamiento actual.

       En esta oportunidad, observo el artículo "Por mal camino" (con origen en diario El país, de España) y me provoca mucho más que inquietud el pretender saber a ciencia cierta si se trata de una columna periodística interesada, que surge del malestar provocado por la quita de concesiones para la explotación petrolífera, o es parte de otras tantas observaciones, críticas constructivas, advertencias y sugerencias (con buenas intenciones) que pudieran estar acercando amigos de nuestro país -nuestra siempre tan mentada Madre patria, en esta ocasión-, en aras de provocar reacciones y cambios de políticas o estilos de hacer política.

           Contexto local     
       Y luego de leer detenidamente la publicación: Proyecto energético, una revista del Instituto argentino de la energía "General Mosconi", cuyos artículos del número correspondiente al mes de noviembre de 2011 dan cuenta de un análisis pormenorizado del estado actual de las explotaciones energéticas frente a la política oficial de subsidios, tarifas, importación y exportación de hidrocarburos, también aflora preocupación por el rumbo de nuestra economía. Son preocupantes las conclusiones que allí se observan, extraídas todas éstas de investigadores y profesionales en la temática. Juego mi interés en que se trata de artículos con escaso tenor partidista, con (casi) nulo carácter opositor, y más bien de tono técnico; nunca objetivo, claro está...

       Indicaciones, observaciones y conclusiones tales como: "(...) el déficit del balance comercial energético se proyecta en U$S20.000 millones hacia 2025"; "Hoy en día, por cada peso que abona el usuario vía tarifas, el Estado nacional aporta otros cinco pesos para mantener las tarifas congeladas"; "Es inevitable el costo político a pagar. Es cierto, las subas tarifarias van a aumentar la inflación en el corto plazo, pero el orden de las cuentas fiscales redundará en una estabilidad duradera. Si, en cambio, la política antiinflacionaria sigue operando sobre los síntomas, los anuncios oficiales quedarán como fuegos de artificio, y los subsidios presupuestados para el 2012 serán superados por la realidad"; apuntalan todas ellas un escenario que amerita el deternernos a meditar y provocar debates pluripartidarios y pluridisciplinares, en síntesis: un análisis serio, apartidista, pero sí político, para asegurar el bienestar de las próximas generaciones de argentinos.

       Nuevamente reitero mi apoyo de las buenas intenciones redistributivas de esta gestión de gobierno, pero es impensable que el futuro de los argentinos más necesitados se parezca más a lo que éstos soñaron al apoyar masivamente al kirchnerismo, si quienes nos gobiernan no afrontan el necesario golpe de timón que hay que tomar para corregir a tiempo el rumbo energético del país y pagar el precio político de impulsar medidas menos populistas y más realistas


        Una garrafa para todos (¡pero todo el tiempo!)
       Para ejemplo práctico de lo que menciono, me animo a sostener que una familia de escasos recursos podría abonar más de $16 para contar con una garrafa de 10kg., pero necesita encontrar ese producto, y no hallar lugares cerrados por no poder afrontar el gasto de su comercialización, entre otras razones que se esgrimen y que -se supone- explican parte de los problemas con ese producto imprescindible. Asumir que un valor mayor para el precio final de la garrafa - quizás $20-, podría abonarse por ésta, implicaría enfrentar el "precio político" de elevar el valor de un bien que es consumido por pobres y las posibles movilizaciones y opiniones en contra que esa medida conllevaría; pero, sin dudas, proveería de mayor aliento o respiro al sistema para adaptarse al contexto actual.

       Menos voluntarismo y más restricción
       El cese de la extensión de subsidios debiera -a mi juicio- estar más relacionado con lo necesario, con lo que requiere nuestro momento y contexto internacional, y menos con lo políticamente correcto. No sólo la bancada kirchnerista, sino también peronistas, justicialistas, como así también los funcionarios opositores, empresarios, hombres y mujeres de medios de comunicación -referentes mediáticos-, debieran resignar ese beneficio; militantes y ciudadanos sin afiliación política, pero con alto espíritu nacional, podríamos también darnos eventualmente de baja en ese subsidio en los impuestos; en el mundo NO se obsequian los servicios públicos, tampoco se discute su pago. Es hora de que los argentinos nos ubiquemos en una realidad que exige más esfuerzo conjunto y menos beneficios obtenidos porque sí.

       Como cierre.
       Las próximas decisiones darán cuenta del análisis que han efectuado nuestros gobernantes, pero es importante que nosotros, ciudadanos preocupados por la cosa pública, miremos ambos lados de la calle que transitamos, porque en cada vereda de plantean opciones interesadas que podrían aportar al crecimiento de la Argentina. Profesionales del campo energético y funcionarios oficialistas y de la oposición deberían reunirse para evitar el desastre que se avizora desde la península ibérica y se señala más arriba.

El tenor, o mejor, idea subyacente del libro del colombiano Gabriel García Márquez: "Crónica de una muerte anunciada" NO debería ser el preludio de nuestro destino como país, porque contamos con equipos técnicos especializados, porque contamos con más funcionarios con voluntad de aportar el bien común, que aquellos que buscan sólo su rédito personal.

Seamos inteligentes, miremos más allá de nuestras narices; aceptemos la crítica que construye, porque en el futuro están nuestros hijos y no los funcionarios actuales para entonces rendir cuentas.

JFM.-

lunes, 2 de abril de 2012

Que Malvinas constituya hoy un recuerdo que nos aleje de nuestra compleja actualidad, es un pensamiento que acompaña estas horas y que leo en los comentarios de notas periodísticas relacionadas con la evocación de la gesta.

Para mí, de ninguna manera la conmemoración me oculta los tristes hechos cotidianos ni me confunde al creer que "todo está bien"; no me siento perdido en alguna maraña de presuntos hechos o versiones, ni menos informado de lo que nos sucede en este hermoso país. Creo que existen simples formas de rebatir aquello; existen medios de comunicación tradicionales, medios alternativos de comunicación, redes sociales, mensajes de texto, el cara a cara y la lectura paciente de investigaciones serias, es decir, que existen numerosos mecanismos que me permiten acercarme a la "realidad" local (mendocina) y nacional.

 
Hoy, mi pausa en el pensar diario, se dirige a quienes, con poco más de la mitad de años que yo, se enlistaron orgullosamente para ser parte de una leyenda con la que soñaron: izar nuestra bandera y mantener esa enseña flameante en los vientos de las islas Malvinas. 


Que esos soldados estaban desinformados y mal preparados, ya no hay dudas; que fueron traicionados por quienes debieron procurar mejores condiciones para éstos en el combate, tampoco quedan espacios para la discusión. Que debemos abrir un paréntesis y abstraernos de la política, para rememorar con el corazón a esos héroes, es un gran esfuerzo; porque en cada palabra oficial se presenta un rechazo; porque la figura presidencial se ha tornado objeto de todo tipo de agravios, sean éstos consecuencia justa o no del accionar, y silencios, de nuestra presidenta.

Hoy, el corazón late por Malvinas; por una porción de tierra agreste y fría, que, quizás, jamás hubiese tenido intención de visitar, dada su lejanía y costos del viaje, pero que, a tenor de las circunstancias históricas, sueño con pisar alguna vez.

Deberemos imaginar los argentinos un futuro que implique el reconocimiento pleno de nuestra soberanía  sobre las islas, pero compartiendo ese suelo, en forma pacífica, con aquellos que deseen preservar el espacio y construir un territorio en el que se pueda vivir en armonía.

Soñemos en paz.

JFM.-