sábado, 17 de noviembre de 2012

Leo, luego advierto.

Leer nos permite crecer, viajar y soñar, casi sin movernos. Leer abre, sin dudas, un universo de conocimientos nuevos, también corrige o reafirma otros de nuestro pasado, al menos es lo que sucede en mi caso.

Advierto, además, que una grandísima porción de lo aprendido en mi querida primaria, parte de mi rebelde secundaria e, incluso, instruida universidad, queda desactualizada de datos, consignas y valores, respecto del cómo fuimos abordados desde esa Europa culta y cristiana.

La obra de Felipe Pigna, desde sus primeras páginas, me demuestra una vez más esa percepción acerca de los beneficios de la lectura. "Mujeres tenían que ser. Historia de nuestras desobedientes, incorrectas, rebeldes y luchadoras. Desde los orígenes hasta 1930", destaca a esas mujeres que supieron, quisieron o pretendieron modificar su presente o evitar un futuro incierto y desastroso para sí mismas o sus hijos. Rescata del olvido eterno a esas personas y pueblos originarios que pudieron develar rápidamente que los conquistadores tenían propósitos -en la generalidad de los casos, según aprecio-, devastadores para la población, sus estructuras sociales, idiosincrasia y medios y modos de vida.

Avanzo lentamente en el texto, pero con la seguridad de que llegaré al final, encontrando en todo momento y hasta en sus últimas páginas que mi tiempo ha sido bien invertido; sabré que contaré con más argumentos para sostener mis ideales de libertad; habré hallado soporte bien fundado para seguir considerando asesinos, ladrones, ignorantes y violadores a la mayoría de los españoles del primer momento de la conquista.

Ojalá que el prestigio que ha obtenido el autor logren convencer a más lectores, y se vuelquen éstos al disfrute de este libro. Porque creo que cuantos más seamos los argentinos y latinoamericanos que nos instruyamos en estas páginas, seremos más capaces de imaginar y desarrollar nuestros propios destinos. Confío en que seamos millones quienes consideremos que lo "de afuera" puede ser un camino o un estilo de caminar, pero no el único camino o modelo para la sociedad que buscamos -más igualitaria en sus derechos y justa en sus reconocimientos y distribuciones.

JFM. 






lunes, 10 de septiembre de 2012

¿Y para qué?

Cuando la sombría expectativa de mucha gente llega a mi conocimiento, por obra del azar y el rumor, o cuando escucho los comentarios pesimistas de compañeros de trabajo y amigos, respecto de nuestro futuro como sociedad y, por lo tanto, país, me pregunto si vale la pena insistir y contribuir con una idea positiva o con una opinión distinta. Y cuando observo la violencia con la que se expresan las posturas políticas, me cuestiono si será relevante de mi parte aportar una mirada diferente, no por exclusiva, sino por ser propia, nada más. Es más, me digo, ¿acaso quien se muestra abiertamente en contra de este modelo de sociedad y país está dispuesto/a escucharme?

La pregunta del título en esta entrada obedece a esa auto-consulta que formula quien ahora escribe, cuando el presente de la Argentina pareciera conducirse indefectiblemente al "abismo comunista", ese supuesto infierno que hace temblar a todos y a todas, según se interpreta de lo que verbalizan aquellos/as que cuentan con la mejor información, ese recurso que surge como resultado de las versiones mediáticas interesadas de noticieros televisivos y radiales, tanto locales como nacionales (eufemismo para decir medios de Bs As). ¿Para qué discuto? Para intentar sostener en el discurso mis propias convicciones y tratar de definir con qué fundamentos se nutre mi interlocutor; debato para buscar auto-convencerme de tener la razón en continuar apoyando este modelo socio-económico, a pesar de los anuncios que limitan los movimientos libres de los engranajes capitalistas, y que provocan preocupación o miedo en los desinformados habituales o informados según intereses claros. Temor que se introduce en los titulares cada media hora y nos hace pensar que convivimos en medio del mismo caos institucional, sin norte, sin guías, sin brújulas, dependientes absolutos de las mareas internacionales o propuestas de dirigentes locales que ensayan maniobras abruptas (volantazos, diría yo), que simulan ser políticas probadas y exitosas, desarrolladas por intelectuales de enorme soberbia.

¿Por qué entrar en una discusión acalorada con quienes estimo y piensan diferente? Sólo me lo cuestiono después, cuando veo que detrás de la persona con la que debatí es ese/a compañero/a, amigo/a, con quien luego intercambiaré gustos, deseos, necesidades y avatares propios del trabajo o de la vida; mientras tanto, en escenarios superiores, donde se toman decisiones de mayor peso, funcionarios locales discuten si es apropiado cambiar nombres de calles, ubicar bici-sendas o limitar el uso del celular en los micros, o a nivel nacional, declarar de interés legislativo determinadas cuestiones que ameritan poco análisis. ¿Cómo continuar discutiendo y pensando en grande cuando los grandes pelean y pierden tiempo en maltratarse, en denigrarse comparándose con personajes nefastos de nuestra historia? ¡Cómo es posible que se pierda tanto tiempo en hablar mal de los otros, sean éstos funcionarios o meros ciudadanos! Es posible, porque sucede, y lamentable, porque es tiempo de las personas, de las vidas de todos, de quienes seremos papás, de quienes ya lo son y de quienes miran hacia adelante y encuentran rumbos inciertos y malos ejemplos que seguir.

Lo último, para no agotar (si es que no lo he hecho ya), es preguntarme: ¿para qué invertir en cultivar el amor por la educación y formación de nuestros niños y adolescentes? Se supone que si así lo hacemos, obtendremos jóvenes y adultos con más capacidad de raciocinio y estima por el prójimo; pero la entrega de elementos (netbooks), que podrían facilitar su educación y estímulos para él o ella, y su familia (Asignación Universal por Hijo), ha generado menos de lo que se esperaba en términos de impacto en las aulas; me refiero a que no ha habido -creo- una real y útil apropiación de los equipos, por parte de los adolescentes, en pos de incrementar su potencialidad y creatividad; ni es la asignación del beneficio social -me parece- la clave que podría servir de motor del esfuerzo para aumentar el desarrollo personal del individuo escolarizado. La educación pública vuelve a cuestionarse, no por quien la provee o provea, sino por los bajos niveles de calidad y rendimiento que ha alcanzado, junto con un empeoramiento de los sucesos violentos entre educandos y maestros, y por su cuestionada autoridad como conductora y generadora de modelos de y para la vida.

Existen, sin dudas, numerosos "para qué" en nuestras vidas, es decir, preguntas que nos hacemos en determinados momentos para justificar lo que hacemos o dejamos de hacer; pero pocas respuestas definidas que arrojen una luz clara respecto de nuestro porvenir, haciendo que, muchas veces, nos manejemos más por la intuición o, simple y lamentablemente, sólo aguardemos lo que otros hayan programado para nosotros, según la etapa en la que nos encontremos en nuestra vida. Considero que el para qué de nuestras discusiones, toma de posiciones y formas de actuar, tienen una razón de ser, pero debemos ser conscientes del momento en que se aquéllas se formulan, para ser más artífices de nuestras propias vidas y decisiones, lo que, claro, repercutirá en, por ejemplo, nuestro voto ciudadano, cuestión para nada insoslayable, ¿no?

JFM.-



jueves, 5 de abril de 2012

Mi "ABC" para este momento del país.

Desde mi humilde posición de ciudadano que critica sólo por lo que ve, lee y escucha, me inclino por pensar que podríamos estar mejor como sociedad si avanzáramos de la siguiente manera:
  • "A" AFRONTANDO los índices reales de nuestra economía (empleo en negro e inflación) y aquellos inherentes a las enormes dificultades que se viven y sufren respecto de la (in) seguridad. Para ello requeriremos de información clara, completa y veraz; precisaremos de datos provenientes del INDEC, de ser necesario el aporte técnico, pero también de entidades no gubernamentales (universidades públicas y organizaciones serias con vasta experiencia en la temática). Asimismo, contaremos con un panorama amplio a través de ejemplos concretos y prácticos, como publicar trimestralmente en internet, sin mayores costos y con amplia difusión, los precios de determinados productos y servicios (de los alimentos de primera necesidad, de los medicamentos más consumidos y del transporte público de pasajeros, de corta, media y larga distancia). Finalmente, al considerar sitios con mayor incidencia del delito, podrán -y deberán- reforzarse con efectivos policiales aquellos espacios que dejaron de ser públicos y que, lamentablemten, pasaron a ser lugares de nulo tránsito de transeúntes.
  • "B" BAJANDO los índices que resultan HOY altamente preocupantes, es decir, reducir el empleo en negro y el elevado costo de la canasta familiar básica, por lo menos de los productos (alimentos y medicamentos) y servicios (transporte público) que se encuentran al alcance y uso cotidiano de la población, dando cuenta, primero, de los valores de los precios en los distintos segmentos de la cadena de comercialización y alentando, luego, el consumo en los lugares de producción, cuando fuera posible. La seguridad deberá combatirse con una mayor participación ciudadana, además de la obligada y consabida intervención de la fuerza pública; creo que una apuesta interesante podría ser la inclusión de efectivos policiales que actuaran "vestidos de civil" en sitios y horarios especiales, para advertir la presencia de delincuentes sin ser aquéllos vistos en primer lugar, claro. También, creo que las empresas de telefonía móvil debieran aplicar el formato de llamado y mensaje de texto gratuitos al 911.
  • "C" CONSENSUANDO nuestras expectativas y prioridades, intentando dejar a un costado el tono partidista de la discusión y focalizando el hecho de que las posibles "soluciones" surgen del debate y el consenso, y que el éxito de las medidas que se apliquen dependerá de los resultados en el corto y mediano plazo, con las correcciones que sea imprescindible considerar. Es relevante -creo-, que insistamos en que los funcionarios públicos son empleados de la comunidad democrática que los elige para desarrollar la voluntad de todos, y no meros ejecutores de la decisión de pocos
Como cierre, quiero señalar que nuestros funcionarios locales y nacionales deben prestarse al juego democrático, apelando a la transparencia de sus actos como fundamento de sus decisiones.

Señalar los aciertos y desaciertos de las políticas públicas son acciones necesarias para sostener y reforzar la institucionalidad, puesto que evitar la crítica o esconder los problemas (como se esconde la mugre debajo de la alfombra), es un craso error en quienes sienten que sus figuras son inobjetables e incuestionables. 

Participación ciudadana, para evitar que las mafias y los políticos mediocres se adueñen de nuestro complejo presente e incierto futuro.

JFM.-

martes, 3 de abril de 2012

Nuestro futuro (in) cierto.

       Se supone que las sugerencias o advertencias que provienen de nuestros amigos, deben ser escuchadas por nosotros, porque llegan para intentar ayudarnos; porque vienen desde el corazón; porque son desinteresadas; porque pretenden vernos bien o mejor; claro, esas recomendaciones surgen desde afuera, desde el punto de vista de quienes nos rodean y nos conocen o miran, o sea, parten de una apreciación subjetiva que puede -o no- encontrarse en sintonía fina con nuestro presente o pensamiento actual.

       En esta oportunidad, observo el artículo "Por mal camino" (con origen en diario El país, de España) y me provoca mucho más que inquietud el pretender saber a ciencia cierta si se trata de una columna periodística interesada, que surge del malestar provocado por la quita de concesiones para la explotación petrolífera, o es parte de otras tantas observaciones, críticas constructivas, advertencias y sugerencias (con buenas intenciones) que pudieran estar acercando amigos de nuestro país -nuestra siempre tan mentada Madre patria, en esta ocasión-, en aras de provocar reacciones y cambios de políticas o estilos de hacer política.

           Contexto local     
       Y luego de leer detenidamente la publicación: Proyecto energético, una revista del Instituto argentino de la energía "General Mosconi", cuyos artículos del número correspondiente al mes de noviembre de 2011 dan cuenta de un análisis pormenorizado del estado actual de las explotaciones energéticas frente a la política oficial de subsidios, tarifas, importación y exportación de hidrocarburos, también aflora preocupación por el rumbo de nuestra economía. Son preocupantes las conclusiones que allí se observan, extraídas todas éstas de investigadores y profesionales en la temática. Juego mi interés en que se trata de artículos con escaso tenor partidista, con (casi) nulo carácter opositor, y más bien de tono técnico; nunca objetivo, claro está...

       Indicaciones, observaciones y conclusiones tales como: "(...) el déficit del balance comercial energético se proyecta en U$S20.000 millones hacia 2025"; "Hoy en día, por cada peso que abona el usuario vía tarifas, el Estado nacional aporta otros cinco pesos para mantener las tarifas congeladas"; "Es inevitable el costo político a pagar. Es cierto, las subas tarifarias van a aumentar la inflación en el corto plazo, pero el orden de las cuentas fiscales redundará en una estabilidad duradera. Si, en cambio, la política antiinflacionaria sigue operando sobre los síntomas, los anuncios oficiales quedarán como fuegos de artificio, y los subsidios presupuestados para el 2012 serán superados por la realidad"; apuntalan todas ellas un escenario que amerita el deternernos a meditar y provocar debates pluripartidarios y pluridisciplinares, en síntesis: un análisis serio, apartidista, pero sí político, para asegurar el bienestar de las próximas generaciones de argentinos.

       Nuevamente reitero mi apoyo de las buenas intenciones redistributivas de esta gestión de gobierno, pero es impensable que el futuro de los argentinos más necesitados se parezca más a lo que éstos soñaron al apoyar masivamente al kirchnerismo, si quienes nos gobiernan no afrontan el necesario golpe de timón que hay que tomar para corregir a tiempo el rumbo energético del país y pagar el precio político de impulsar medidas menos populistas y más realistas


        Una garrafa para todos (¡pero todo el tiempo!)
       Para ejemplo práctico de lo que menciono, me animo a sostener que una familia de escasos recursos podría abonar más de $16 para contar con una garrafa de 10kg., pero necesita encontrar ese producto, y no hallar lugares cerrados por no poder afrontar el gasto de su comercialización, entre otras razones que se esgrimen y que -se supone- explican parte de los problemas con ese producto imprescindible. Asumir que un valor mayor para el precio final de la garrafa - quizás $20-, podría abonarse por ésta, implicaría enfrentar el "precio político" de elevar el valor de un bien que es consumido por pobres y las posibles movilizaciones y opiniones en contra que esa medida conllevaría; pero, sin dudas, proveería de mayor aliento o respiro al sistema para adaptarse al contexto actual.

       Menos voluntarismo y más restricción
       El cese de la extensión de subsidios debiera -a mi juicio- estar más relacionado con lo necesario, con lo que requiere nuestro momento y contexto internacional, y menos con lo políticamente correcto. No sólo la bancada kirchnerista, sino también peronistas, justicialistas, como así también los funcionarios opositores, empresarios, hombres y mujeres de medios de comunicación -referentes mediáticos-, debieran resignar ese beneficio; militantes y ciudadanos sin afiliación política, pero con alto espíritu nacional, podríamos también darnos eventualmente de baja en ese subsidio en los impuestos; en el mundo NO se obsequian los servicios públicos, tampoco se discute su pago. Es hora de que los argentinos nos ubiquemos en una realidad que exige más esfuerzo conjunto y menos beneficios obtenidos porque sí.

       Como cierre.
       Las próximas decisiones darán cuenta del análisis que han efectuado nuestros gobernantes, pero es importante que nosotros, ciudadanos preocupados por la cosa pública, miremos ambos lados de la calle que transitamos, porque en cada vereda de plantean opciones interesadas que podrían aportar al crecimiento de la Argentina. Profesionales del campo energético y funcionarios oficialistas y de la oposición deberían reunirse para evitar el desastre que se avizora desde la península ibérica y se señala más arriba.

El tenor, o mejor, idea subyacente del libro del colombiano Gabriel García Márquez: "Crónica de una muerte anunciada" NO debería ser el preludio de nuestro destino como país, porque contamos con equipos técnicos especializados, porque contamos con más funcionarios con voluntad de aportar el bien común, que aquellos que buscan sólo su rédito personal.

Seamos inteligentes, miremos más allá de nuestras narices; aceptemos la crítica que construye, porque en el futuro están nuestros hijos y no los funcionarios actuales para entonces rendir cuentas.

JFM.-

lunes, 2 de abril de 2012

Que Malvinas constituya hoy un recuerdo que nos aleje de nuestra compleja actualidad, es un pensamiento que acompaña estas horas y que leo en los comentarios de notas periodísticas relacionadas con la evocación de la gesta.

Para mí, de ninguna manera la conmemoración me oculta los tristes hechos cotidianos ni me confunde al creer que "todo está bien"; no me siento perdido en alguna maraña de presuntos hechos o versiones, ni menos informado de lo que nos sucede en este hermoso país. Creo que existen simples formas de rebatir aquello; existen medios de comunicación tradicionales, medios alternativos de comunicación, redes sociales, mensajes de texto, el cara a cara y la lectura paciente de investigaciones serias, es decir, que existen numerosos mecanismos que me permiten acercarme a la "realidad" local (mendocina) y nacional.

 
Hoy, mi pausa en el pensar diario, se dirige a quienes, con poco más de la mitad de años que yo, se enlistaron orgullosamente para ser parte de una leyenda con la que soñaron: izar nuestra bandera y mantener esa enseña flameante en los vientos de las islas Malvinas. 


Que esos soldados estaban desinformados y mal preparados, ya no hay dudas; que fueron traicionados por quienes debieron procurar mejores condiciones para éstos en el combate, tampoco quedan espacios para la discusión. Que debemos abrir un paréntesis y abstraernos de la política, para rememorar con el corazón a esos héroes, es un gran esfuerzo; porque en cada palabra oficial se presenta un rechazo; porque la figura presidencial se ha tornado objeto de todo tipo de agravios, sean éstos consecuencia justa o no del accionar, y silencios, de nuestra presidenta.

Hoy, el corazón late por Malvinas; por una porción de tierra agreste y fría, que, quizás, jamás hubiese tenido intención de visitar, dada su lejanía y costos del viaje, pero que, a tenor de las circunstancias históricas, sueño con pisar alguna vez.

Deberemos imaginar los argentinos un futuro que implique el reconocimiento pleno de nuestra soberanía  sobre las islas, pero compartiendo ese suelo, en forma pacífica, con aquellos que deseen preservar el espacio y construir un territorio en el que se pueda vivir en armonía.

Soñemos en paz.

JFM.-

 

sábado, 25 de febrero de 2012

Un desastre sin responsables (hasta ahora).

La semana que dejamos atrás quedará en la memoria de muchos y en el corazón de gran cantidad de familias que se vieron privadas para siempre de la compañía de sus seres queridos. Los 51 fallecidos y más de 700 heridos, según fuentes periodísticas y último datos, por el accidente de la formación ferroviaria, son víctimas de un sistema perverso que falló en su auto-regulación, al observarse en los hechos claras falencias respecto de las posibles prevenciones; un sistema con escasas o nulas respuestas concretas que permitan creer en las instituciones de control afines y en la dirección de empresas privadas similares.

Que un motorman o conductor de la formación haya expresado que en más de una estación los frenos se encontraban con problemas e igualmente se le haya indicado seguir; que solamente una persona, ese chofer, pueda decidir sobre la vida de cientos de pasajeros, y otro individuo, su jefe o quien fuere, descarte el desastre como opción posible por esa falla; que los resultados de revisiones de ese transporte hayan aportado, en años recientes, suficiente evidencia de la necesaria re-inversión en el sistema de trenes de la ciudad de Bs As; que los datos de esas auditorías sólo sirvan para sumar más indignación al momento; que funcionarios de esa provincia y de la Nación, y empleados de la empresa TBA, sólo actúen ahora con acusaciones cruzadas; que tantas expresiones se vuelquen horas después, parecen ser mera burla, vacías salidas del paso, sin aportar tranquilidad en quienes miramos azorados lo que sucedió y ocurre en nuestro país.


La reacción y la coordinación, rápidas y correctas, del SAME, salvaron muchas vidas, evitando el crecimiento del doloroso número de muertos; otros sistemas de salud provinciales podrán imitar ese accionar ante circunstancias trágicas parecidas; bomberos de otras localidades agotarán ahora todas las instancias viables antes de terminar con el operativo de búsqueda de víctimas fatales en el lugar de los hechos. Hospitales y clínicas, públicos y privados, de la C.A.B.A. y del resto del país, deberán "pulir" sus procedimientos ante situaciónes similares, para que NO suceda que madres, padres, esposos, hijos, busquen a sus familiares deambulando desesperados por cada nosocomio. Y los medios de comunicación colaborarán -espero-, en la generación de espacios que permitan abrir debates serios acerca del sistema de transporte en nuestras ciudades, con objeto de hallar respuestas, propuestas y políticas para que este triste y grave episodio jamás se reitere.

"Que se vayan todos", gritaban en la estación de Once los manifestantes, o gran parte de éstos, re-creando una sensación dura en la mente de quienes, como yo, sostenemos que NO se deben ir todos sino quedarse para responsabilizarse por sus decisiones y por sus errores.

Si este hecho lamentable es el punto cúlmine de una política de privatizaciones desastroza desde todo punto de vista, y si esta gestión de gobierno poco o nada ha hecho al respecto, según se expresa desde diferentes sitios, es momento de que den un paso al costado quienes sí han tenido responsabilidad en permitir que estos trenes sigan circulando y las formaciones con problemas continúen con su andar (puesto que detener un tren implica una pérdida de tiempo y dinero que no se toleró...).

Quedaré, en lo personal, aguardando que la justicia dé pruebas de su existencia en este caso. A la distancia, mi humilde pesar a la familia de uno de tantos fallecidos que sólo pretendían llegar a destino para ir a trabajar, y que fuera parte de nuestro deseo colectivo porque apareciera con vida y una sonrisa surgiera en medio de tanto dolor: a la familia de Lucas Menghini Rey nuestro acompañamiento respetuoso en tan triste momento...

JFM.-



sábado, 18 de febrero de 2012

Cuando ceder puede ser la clave.

Miles de ciudadanos (niños, jóvenes, adultos y ancianos), componen los grupos de pobladores en localidades de La Rioja y Catamarca, principalmente, que luchan y se defienden de los bastonazos de policías, por una lucha que interpretan como de vida o muerte; una lucha que pretende, en principio y a mi humilde entender, buscar que los discursos oficiales consideren sus reclamos y se escuchen sus posiciones.

A la distancia, a cientos de kilómetros, me encuentro en la ciudad de Mendoza, preguntándome si esta comodidad personal redunda en beneficios para esa lucha o si mis palabras podrán repercutir en el cambio de decisiones respecto de las políticas que se están por tomar ante la "cuestión minera". Y me auto-respondo que NO, que este canal de comunicación meramente alcanza a algunos pocos, a los ojos de mi esposa, claro, mi fiel seguidora, a la mirada rápida de pocos amigos y conocidos, y a la lectura veloz de algún internauta perdido, pero no mucho más allá.

Y aunque esa escasa o nula fama mía frustre mis deseos reprimidos por trascender en las esfera pública con mis pensamientos, sigo insistiendo. Intento avanzar en la búsqueda de la palabra personal y en la expresión de otros, para que la mirada de nuestra realidad pase menos por las noticias enlatadas y construidas por los grandes medios de comunicación, y más por la conformación de pequeñas realidades locales que se co-construyen con el aporte de decenas de personas en la redes sociales, sin censura previa o auto-censura. 

En este sentido, el título de mi entrada en este blog, apunta a preguntarme si la posible solución del conflicto minero en numerosas localidades de nuestro país, pase por ceder y abandonar la lucha en puntuales sitios geográficos, con tal de que podamos constatar luego los beneficios prometidos, producto de los impuestos devenidos de las retenciones a la exportación y la re-distribución de la riqueza, también en la creación de escuelas y avances en la calidad de vida de los pueblos luchadores.

Así, en pocos años, podríamos haber perdido cerros, ríos y llanos, renombrando por ello algunas zonas, re-bautizándolas entonces como: "Ex cerro San Jorge", aquí en Mendoza, en Uspallata. Colocando nueva cartelería a la vera de los caminos, que señalen: "Aquí se encontraba el cerro Famatina", o "Sr. turista, el pueblo de Andalgalá fue trasladado a (...) kilómetros para su seguridad y conservación".

Ceder tierras, lugares preciosos, ríos de montaña, dejando morir fauna y flora típica de la zona, para observar claramente cuáles son, en definitiva, los beneficios reales de la megaminería; ceder y abandonar la lucha, sin cuestionar esos proyectos, para que podamos notar cómo ciertos espacios de nuestra geografía se pierden por siempre para su habitabilidad y productividad agrícola-ganadera, u otra explotación ambientalmente sustentable. 

Claro que el título es irónico; obviamente que apunto con tal presentación de la entrada a fomentar la lucha por la claridad de las políticas; es casi un hecho que hubiera deseado escuchar a nuestra presidenta, Cristina Fernández, manifestar su pena por los pobladores abatidos; es real que quisiera contar con menos mendocinos prejuiciosos en sus formas de juzgar las luchas ajenas, y muchísimo más cuando son locales, y tildar menos de vagos a quienes dan parte de su tiempo libre a la movilización por la libre expresión de una manera de sentir y pensar.

La megaminería existe en nuestro país, con consecuencias aún confusas, dada le limitada cobertura que se brinda al tema desde las ENORMES posibilidades de comunicación que posee este gobierno; la super-explotación sin control tiene un impacto gravísimo sobre las poblaciones, dejando luego desechos tóxicos y espacios desiertos, tal vez más inhóspitos que al momento llegar con las máquinas. Es por eso que nuestras autoridades nos deben un debate serio; los funcionarios del área DEBEN al pueblo toda la información posible, en textos, en estudios científicos avalados por universidades públicas, en imágenes y videos, en visitas de ambientalistas a minas activas y en desuso, al público voluntario que desee ser testigo de la intervención del Estado en la regulación de la actividad.

Sres. funcionarios de Mendoza y de la Argentina actualmente en gestión: nos deben mayor transparencia en la gestión, para que podamos aceptar ceder parte de nuestra lucha ante evidencias concretas de políticas de prevención, control y recuperación de la actividad minera. Comiencen por ahí, con esa transparencia y tendrán a su disposición una población más dispuesta a re-tomar otras luchas por mayor equidad en la redistribución de la riqueza y calidad de vida.

JFM.-

martes, 7 de febrero de 2012

911, también por mensaje de texto.

Ha sido una muy buena medida -considero-, el adoptar el número de emergencia 911 para nuestro contexto provincial; más allá de ser una idea originada en otras latitudes, valoro el hecho de imitar las acciones positivas, para facilitar la vida de las personas, en este caso de aquellas que se hallan en situaciones de riesgo para sus vidas.

Ahora bien, me pregunto si los funcionarios del área de seguridad de Mendoza y especialistas del sistema TETRA, u otro similar, han pensado en la posibilidad de que el aviso de alerta emitido por una persona en riesgo pueda ser enviado vía mensaje de texto, atendiendo a situaciones extremas en que alzar la voz represente una decisión de vida o muerte para la víctima, o sólo hablar sea un impedimento físico del momento. 

Tal vez, al tipear esos tres dígitos (911), le sea devuelto automáticamente un "ok" desde el sistema, que requiera de una re-marcación por parte del usuario en riesgo, para que, de forma inmediata, comience a rastrearse el equipo móvil, y se envíe a la policía al lugar, descartando los falsos mensajes o errores en la marcación en la primera oportunidad.

Lo anterior, pensando en la dificultad que puede significar para una persona que, en medio de un pre-infarto, infarto, con quebraduras graves, o bien encerrado al resguardo de un robo en curso, pudiera enviar el mensaje, sin costo, claro, para ser asistido por una ambulancia o policías, según corresponda.

Si la posibilidad existe en la actualidad, mis disculpas por el desconocimiento; si no, es una idea más, otra para sumar a combatir la inseguridad.

JFM.-

Ideas propias y básicas para que otros/as imaginen mejor.

Camino a mi trabajo por la mañana en un día cualquiera (suena a La Portuaria, ¿no?)  y desde la ventanilla del micro, pude observar (una vez más), a un auto avanzando sobre la senda peatonal, aguardando -estimo-, el cambio de luces en el semáforo para seguir su camino; claro, poco preocupado el conductor de ese vehículo en que se cometía así una infracción de tránsito, puesto que esas "marcas" blancas en el asfalto, como todos sabemos, corresponden al espacio con el que cuenta un peatón para cruzar seguro la calle por la esquina.

Allí se me ocurrió algo que, seguramente, pasó por la cabeza de otro u otra alguna vez, y es la posibilidad de que se instauren, como una opción más de corrección, autos especialmente destacados en su exterior, es decir, en la pintura o con luces fácilmente observables, que, como medida oficial, tiendan a sancionar las conductas graves, y a advertir aquellas de menor envergadura o que revistan menor riesgo para la comunidad toda. De esa manera, el conductor del vehículo oficial, quizás guiado por inspector de la Dirección de Vías y Medios de Transporte de Mendoza, podrá acompañar el andar normal del tránsito y señalar a otros conductores sus errores o sugerir, en otros casos, un mejor desplazamiento.
Pero, pensé, además, en la necesidad de que el conductor cuente con ayuda, con la colaboración de un compañero, inspector o inspectora, que oriente el andar, que sugiera el movimiento o advertencia hacia otros. Por ejemplo, el vehículo oficial (que llamaré a los fines prácticos de esta lectura: "auto-guía"), se detendrá, como corresponde, antes de la senda peatonal y hará sonar su sirena cuando otro auto avance sobre la misma; en casos especiales, el auto-guía se parará en intersecciones de tránsito complejo o fluido, y observará el respeto de las luces del semáforo o carteles "pare" o "ceda el paso". 

Sin dudas, los funcionarios que conduzcan este vehículo podrán labrar actas de infracción, siendo esos montos los valores esablecidos oficialmente, pero también cargando imágenes (fotografías digitales y videos), que serán subidas semanalmente al sitio de esa repartición pública, para que los medios de comunicaciones puedan difundir y comentar aquellas acciones relevantes, sea por la dureza de la sanción, pero mejor por su valor educativo.

Considero que cinco vehículos, propulsados con GNC, podrían ser, inicialmente, incorporados a las calles de la ciudad de Mendoza durante el año en curso. 

Ahora bien, para sumar a esta idea, se me ocurrió que cada auto-guía , podrá ser transporte de dos personas comunes, es decir, civiles, que, sentados atrás, serán trasladados y preparados para rendir su curso de manejo o conducción, aceptando esas personas ser parte de la capacitación durante dos horas de una mañana, dos veces por semana, o bien por mes, según la necesidad de formación, edad y destino del carnet de conducir.

Así, creo que se formarán ciudadanos más responsables de las normas de tránsito, dentro y fuera del auto-guía, y observarán qué tipo de errores se cometen diariamente, y cómo se sancionan las conductas graves de otros conductores.

Simplemente, una idea para sumar, abierta a todas las críticas.

JFM.-