Hoy, en homenaje a
Mariano Ferreyra, joven asesinado de un disparo en Buenos Aires, durante el curso de una protesta (a mi juicio justa, como tantas), se realizó en Mendoza un paro en las escuelas, creo que de todo el país, pero no estoy seguro. Luego de comunicarme a primera hora con responsable de una de las escuelas donde trabajo, se me indicó que la actividad era normal, situación que pude comprobar después no era así. Quizás, por ganas de quedarse en casa, tal vez sólo por las dudas, y,
hasta por adherirse al reclamo de justicia, algunos colegas decidieron dejar de ir a clases y numerosos cursos estaban casi vacíos. Yo fui, estuve en clases, esperando que nadie interprete erróneamente mi presencia como indiferencia a lo sucedido. Quedamos ahora a la espera de que el triste desenlace de la vida de Mariano repercuta en funcionarios con decisión y voluntad de cambios, y el asesino no quede impune, ni tampoco quienes permitieron que sucediera.
Colegas docentes, no se olviden de dedicar en las aulas unos minutos de su tiempo a este episodio vergonzante, para que quede bien en claro que la violencia e intolerancia deben estar lejos de nuestras dicusiones y debates.
