sábado, 17 de noviembre de 2012

Leo, luego advierto.

Leer nos permite crecer, viajar y soñar, casi sin movernos. Leer abre, sin dudas, un universo de conocimientos nuevos, también corrige o reafirma otros de nuestro pasado, al menos es lo que sucede en mi caso.

Advierto, además, que una grandísima porción de lo aprendido en mi querida primaria, parte de mi rebelde secundaria e, incluso, instruida universidad, queda desactualizada de datos, consignas y valores, respecto del cómo fuimos abordados desde esa Europa culta y cristiana.

La obra de Felipe Pigna, desde sus primeras páginas, me demuestra una vez más esa percepción acerca de los beneficios de la lectura. "Mujeres tenían que ser. Historia de nuestras desobedientes, incorrectas, rebeldes y luchadoras. Desde los orígenes hasta 1930", destaca a esas mujeres que supieron, quisieron o pretendieron modificar su presente o evitar un futuro incierto y desastroso para sí mismas o sus hijos. Rescata del olvido eterno a esas personas y pueblos originarios que pudieron develar rápidamente que los conquistadores tenían propósitos -en la generalidad de los casos, según aprecio-, devastadores para la población, sus estructuras sociales, idiosincrasia y medios y modos de vida.

Avanzo lentamente en el texto, pero con la seguridad de que llegaré al final, encontrando en todo momento y hasta en sus últimas páginas que mi tiempo ha sido bien invertido; sabré que contaré con más argumentos para sostener mis ideales de libertad; habré hallado soporte bien fundado para seguir considerando asesinos, ladrones, ignorantes y violadores a la mayoría de los españoles del primer momento de la conquista.

Ojalá que el prestigio que ha obtenido el autor logren convencer a más lectores, y se vuelquen éstos al disfrute de este libro. Porque creo que cuantos más seamos los argentinos y latinoamericanos que nos instruyamos en estas páginas, seremos más capaces de imaginar y desarrollar nuestros propios destinos. Confío en que seamos millones quienes consideremos que lo "de afuera" puede ser un camino o un estilo de caminar, pero no el único camino o modelo para la sociedad que buscamos -más igualitaria en sus derechos y justa en sus reconocimientos y distribuciones.

JFM.