¡Al fin! ¡Por fin! La selección argentina, nuestra Selección, obtuvo una contundente victoria de 3 a 0 frente a su par de Costa Rica.
El nerviosismo de los primeros minutos consumía a los jugadores y algunos tímidos silbidos empezaban a escucharse luego de los 20´, en una cancha que, a priori, se promocionaba como una hinchada que no iba a insultar a sus jugadores. Está claro que los insultos, si los hubo, no se alcanzaron a escuchar, por lo menos desde mi lugar como televidente no lo noté, pero el murmullo sí era perceptible.
Y a pesar de ese molesto murmullo, el gol llegó, producto de una jugada enmarañada, es cierto, pero llegó, y con él se fueron muchas críticas; sin embargo, faltaba aún la confirmación de la superioridad de una selección sobre la otra, situación que el segundo tiempo se encargó de demostrar, cuando llegaron otros dos lindos goles, y jugadas que motivaron al público en la cancha y en las casas.
Nuestro delantero estrella, aquél que no pudo marcar en el mundial ni lo ha logrado hasta ahora, y que nos tiene con el nudo en la garganta con el deseo de acompañarlo en el grito, nutre de talento al equipo y deja la pelota en los pies de aquellos que solamente necesitan empujarla o, para ser justos, darle fuerza y algo de trayectoria para anotar.
Estos jugadores nos han dado una alegría enorme, nos han motivado para volver a verlos y colmar la cancha de expectativa. Esperamos de algunos, mucho más, de otros, lo mismo de anoche, la misma garra, y de otro jugador, un poquito menos para que el mundo no se llene la boca diciendo que todo el equipo es él... Muchas gracias, jugadores.
