jueves, 13 de octubre de 2011

190 días de clases en 2012

¡Brindo por la noticia! Me alegra saber que se agregan más días para que los chicos estén adentro de las escuelas, contenidos en éstas, en clases y con posibilidades de aprender y compartir, y hasta de enseñar con su experiencia de vida, pero (porque siempre, o casi generalmente, hay un "pero"), ¿pensaron nuestras autoridades escolares en la necesidad de reforzar el papel del docente en el aula?

Como docente secundario, con casi dos años de experiencia, reconozco que mi vivencia es acotada, y aún así siento que, en el aula, es muy limitada mi autoridad. Podemos discutir largo y tendido acerca de las competencias que generan los temas que abordamos con los chicos en materia de Comunicación social; me "someto" a la discusión y debatimos si son pertinentes esos contenidos en contextos de compleja convivencia; pero mi planteo ahora es otro, y tiene que ver con pedir -con rogar si me permiten-, que nos brinden mayor legitimidad frente a los alumnos.

Rogar que nuestras autoridades educativas provinciales y nacionales, junto con los candidatos a gobernador, inserten, o promuevan la inserción, en la legislación escolar, de herramientas más exitosas para que un docente como yo tenga suficiente autoridad, con respeto y sin avasallamientos, para sacar una netbook, o retirar a un alumno del curso, bien de notificar en el cuaderno de campos referencias de una mala conducta particular, sin tener miedo de que un papá o mamá u otro familiar enojado me aguarde a la salida para agredirme.

La sociedad en su conjunto debe estar segura, confiada y respaldada en y por sus docentes, porque somos muchos los que asistimos puntualmente a las escuelas y quienes nos preocupamos por la salud de esas instituciones tan necesarias en democracia. Los padres deben saber que, junto con ellos, intentamos forjar en los chicos actitudes positivas tendientes a crear valores de amistad, respeto, participación, diálogo, entre otros; también deben saber que precisamos los docentes de su acompañamiento, necesitamos que miren, aunque sea semanalmente, la carpeta de sus hijos; que les pregunten qué problemas tienen y cómo pueden ayudarlos; requerimos que usted, Sr. papá y/o Sra. mamá, exprese verbalmente en el círculo familiar que apoya al docente y que su hijo debe respetarnos, criticarnos en lo que él o ella sienta que debe hacerlo, pero con respeto.
Más días para educar, para escuchar, para contener, para fortalecer la educación pública e igualitaria; más días para intentar crecer juntos; y más días para que los docentes enseñen y aprendan, con chicos predispuestos a dar y recibir, a prestar atención y exigir ser escuchados, pero siempre, siempre, con respeto.

JFM.

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