Muy lejos de su país, fallecía el Gran General; aquél que, desde su dolor y agonía, añoraba que nuestro país fuera más grande que los líderes de entonces, y que el egoísmo de muchos políticos de la gran urbe, Buenos Aires, pusieran sus ojos (y corazón) en el interior del país, sin tanto fanatismo hacia la europa soñada... Acá estamos, esperando ser alguna vez dignos del país por el cual Don José luchó.
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